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- El Juego del Ángel, de Carlos Ruiz Zafón
Posted by : Unknown
26 junio 2013
Un escritor nunca olvida la primera vez que acepta unas monedas o un elogio a cambio de una historia. Nunca olvida la primera vez que siente el dulce veneno de la vanidad en la sangre y cree que, si consigue que nadie descubra su falta de talento, el sueño de la literatura será capaz de poner techo sobre su cabeza, un plato caliente al final del día y lo que más anhela, su nombre impreso en un miserable pedazo de papel que seguramente vivirá más que él. Un escritor está condenado a recordar ese momento, porque para entonces ya está perdido y su alma tiene precio.
Título: El Juego del Ángel
Autor: Carlos Ruiz Zafón
Editorial: Planeta
Año de publicación: 2008
Páginas: 667
ISBN: 978-84-08-08118-0
Ocho meses duró, aproximadamente, la intensa campaña publicitaria orquestada por la editorial Planeta con el fin de dar a conocer al gran público la segunda entrega de la saga del Cementerio de los Libros Olvidados. En ella se proclamaba a bombo y platillo la genialidad de su autor y se reconocía su nueva obra, su segunda incursión en el campo de la narrativa adulta, con el título altisonante de clásico contemporáneo. En toda mi vida, puedo jurar, jamás he visto a los medios de comunicación volcarse tanto en el lanzamiento de un título. Desde semanas antes de su salida al mercado encender la televisión, abrir un periódico o meterse en Internet era prácticamente imposible sin exponerse al bombardeo sin piedad que azotaba la campaña. En fulgurantes letras doradas se leía allá donde posases la vista que, con una tirada inicial de un millón de ejemplares, lo nunca visto, señores, no se había escrito en el último siglo obra más mágica que esta.
El Juego del Ángel cayó en mis manos gracias a mi madre, quien me lo regaló por Navidades de ese mismo año. Seguramente, debió dejarse seducir por los elogios lapidarios que encumbraban esta historia fuera de serie como obra magna de la narrativa española contemporánea que hay que leer al menos una vez en la vida, como La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela o Nada, de Carmen Laforet. Siete años después de comenzar la tetralogía con La Sombra del Viento, la archiconocida novela que lo consagró como escritor serio tras su exitoso paso por la prosa juvenil (la hermana fea, diríamos), a Zafón se lo tildaba ya de nuevo Dickens; esta era la bandera que enarbolaban sus seguidores. Sus detractores, en contra, lo tachaban de ser el mayor pufo editorial en años. ¿Os gustaría saber por qué bando me decanto? ¿Mi opinión respecto a este escritor que tantas pasiones ha suscitado?
Me reconozco fan del barcelonés, sin duda, y de todas sus historias, sobre todo de esta, en la que nos adentramos, algunos de nuevo, otros, como yo, por primera vez, en esa Barcelona de blanco y negro en que reposa desde tiempos inmemoriales el Cementerio de los Libros Olvidados. Esta vez lo hacemos de la mano de un desdichado juntaletras: David Martín.
Poco se puede decir de este relato sin desvelar. A grandes rasgos, la sinopsis es la siguiente: un desgraciado joven que ansía el éxito literario y, por qué no, por una vez, en todo lo demás, recibe de un misterioso editor parisino, cínico y con donaires de patricio, la extraña oferta de escribir, a cambio de 100.000 francos franceses, toda una fortuna, una fábula religiosa. Cuál será su sorpresa cuando tirando de la cuerda averigüe que no es, ni mucho menos, el primer candidato a escribirla.
David, nuestro protagonista, un personaje tercero y malcarado, marcado por la violencia y la desventura que deparaba nacer sin un duro en la capital catalana en tiempos de la dictadura de Primo de Rivera, no podrá contener su curiosidad e investigará, investigará hasta destapar la verdadera naturaleza de Corelli, el editor, de aquellos a quienes sigue en su encargo y, en último término, se descubrirá así mismo como presa atrapada en una telaraña. Todo ello sazonado de un amor imposible que lo enfrentará a su único amigo, el hombre que lo cuidó desde la muerte de su padre en extrañas circunstancias. El Juego del Ángel nos transporta a una España tensa, en que realidad y ficción se funden dando como resultado un cóctel onírico, ambiguo, en que nada es lo que parece.